SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE
Cada Potencia o grupo de ñáñigos se compone de 13 a 25 plazas, la importancia de una Potencia depende del número de iniciados y de las ramas o nuevas asociaciones que hayan surgido de ella.
La Sociedad Secreta Abakuá es exclusivamente de hombres; no admite mujeres en su seno. Ekué las rechaza así como todo lo que se relacione con su género, Sobre ésta repulsión se tienen algunas versiones. Fue Sikán, una mujer, la Sikanekue, a quien todos los miembros consideran como una madre, quien halló al margen del río que bañaba el territorio de su padre, rey de la tribu Efor, a un pez llamado Tanse o Tansi, cuya forma extraordinaria animaba un espíritu sobrenatural, o el espíritu de un antepasado. Pero aquella mujer reveló el secreto del prodigioso hallazgo, que debía mantenerse sin revelar, y en justo castigo fue sentenciada a muerte o se le sacrificó por pura necesidad religiosa. La deliberada traición de Sikán al casarse con el príncipe de la tribu Efik, que codiciaban el secreto de los Efor, determinó que las mujeres fuesen apartadas de las ceremonias y misterios de los ñáñigos.
La segunda versión nos cuenta que en un principio la verdadera dueña del Poder era una mujer, a la que mataron los hombres para apoderarse de su Secreto. A este poder lo refortalecieron ofrendándole su sangre, y para que nunca volviese a las manos de una mujer, les prohibieron participar en sus ceremonias. Sin embargo, por el sacrificio Sikán se unió a Ekué y ahora son inseparables.
Ekué es un espíritu varoníl, demasiado fuerte, guerrero, que detesta a las mujeres y a los afeminados, y solo consiente a su servicio hombres recios y valerosos. Muchos piensan que la misoginia de Ekué se debe a que la mujer a causa de sus reglas es un ser impuro; la sangre menstrual es nefasta tanto a las fuerzas sagradas como a los que durante los ritos estuvieron en contacto directo con ellas. Su inferioridad biológica, su naturaleza impura, esclavizada a los periodos, que tienen una acción debilitante y maléfica es, esencialmente, el motivo que las elimina de la religión de los hombre de Ekué. Recordemos que la misma exclusión, pero limitada a la duración del periodo menstrual tienen todos y cada uno de los cultos africanos que se mantienen vivos en Cuba y el mundo.
El ñañiguismo no puede desvincularse de las creencias africanas, acerca de la influencia que ejercen los antepasados (espíritus), por lo que en todas sus ceremonias religiosas se les convoca para garantizar el desarrollo del acto ritual, según rigurosas normas litúrgicas. La representación simbólica es el Ireme o diablito. Las actividades de culto se realizan todas en templos, de los cuales existen 40 entre las provincias de Ciudad de La Habana y Matanzas, distribuidos en los municipios de Guanabacoa, Marianao, Regla, San Miguel del Padrón, Cárdenas y la ciudad de Matanzas.
En todos los ritos se utilizan trazos o grafías llamados ekeniyó, que constituyen un sistema ideográfico de señales para inmovilizar y fijar las representaciones de hechos globales. Tales símbolos se trazan con yeso amarillo y blanco y comprenden tres categorías, los gandos, las firmas o anaforuanas y los sellos.
La primera de esas sociedades secretas diseñadas por los esclavos carabalíes o del Calabar se llamó Efí Butón. Sus miembros, que juraron el secreto código de comportamiento y autodefensa, pertenecían a la tribu apapá efí y provenían de la dotación doméstica de una ricachona habanera. Solo eran negros y no admitían mulatos, muchos menos blancos.
Hacia fines de los años 1840, «se extendió el ñañiguismo por intra y extramuros de La Habana, a la que dividían las destruidas murallas, siendo mayor el número de los criollos que el de los africanos, y sus núcleos principales el barrio de Jesús María y la demarcación conocida por los Barracones.
La primera sociedad abakuá de blancos quedó establecida hacia 1863 a manos del mestizo Andrés Facundo de los Dolores Petit, quien admitió en su cofradía, de la rama Efó, a numerosos españoles y descendientes de blancos, predominantemente de la clase obrera, pero también se incorporaron algunos aristócratas, altos oficiales militares, políticos y jóvenes gentiles, además de emigrantes asiáticos, como chinos y filipinos. Es así como Andrés Petit da origen a lo que hoy conocemos como la Regla Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje, la tercera variante del Palo Monte.
¿Quién fue Andrés Petit y en qué consiste la Regla Kimbisa? Lo veremos en las siguientes entregas. NSALA MALEKUM
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